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México Aikido y el TEC de Monterrey, Campus Ciudad de México (Entrevista al Sensei Fernando Román)


Como cada semestre, nuestro maestro, el sensei Fernando Román, comenzó a impartir clases de aikido en el Tecnológico de Monterrey Ciudad de México, en esta ocasión a un grupo formado por 45 estudiantes para el periodo enero-mayo 2008.

El miércoles 14 de noviembre fue la última actividad relacionada con aikido en el recién pasado semestre julio-noviembre 2007: una demostración de aikido en el evento semestral ARTEC´S MARCIALES. El evento consta de la presentación de las diferentes artes marciales que se imparten en este campus universitario, participando los grupos de karate do, tae kwon do, ken do y por supuesto aikido. Dos días antes, el lunes 12 de noviembre, los alumnos habían presentado sus exámenes de grado, obteniendo niveles desde 6º kyu hasta 2º kyu.

Primera generación de Aikido en TEC Monterrey Ciudad de México 2008

Primera Generación 2008

El mismo sensei Fernando nos cuenta cómo comenzó el aikido en esta institución educativa en México: - Buenos días sensei, después de la presentación que nos ha ofrecido, podría decirnos ¿cómo comenzó a impartir clases de aikido en este lugar y cuáles han sido los logros? -Bueno, después de una actividad de 5 años consecutivos, desde inicios del 2003, por fin puedo decir que existe aquí un grupo base donde se practica en forma seria y regular el arte del aikido. Hace 11 años, en 1996, algunos de mis alumnos del grupo Villa Coapa, quienes también eran estudiantes de esta universidad, me propusieron impartir clases de aikido en el Tecnológico. Ellos me dijeron que como alumnos de esta institución, podían elaborar un documento reuniendo cierta cantidad de firmas para solicitar a las autoridades del TEC el ingreso de esta disciplina marcial, con la apertura de un grupo de aikido en el que yo impartiera las clases. Como ya había dado clases en universidades como la UNAM y por dos años en el Instituto Autónomo de México (ITAM), lo cual fue una gran experiencia, les dije que con gusto les daría clases aquí si lo conseguían. Entonces comenzaron a recabar las firmas necesarias y efectivamente lo consiguieron, así que después de un mes de la propuesta de mis alumnos, las autoridades del TEC me pidieron mi currículo. Todo iba bien y avanzando, sin embargo en aquella época ocurrió un suceso bastante inesperado:

Se presentó en esta institución una competencia de tae kwon do, por cierto la única actividad marcial que entonces existía en este Campus, misma que se manejaba sólo como un club, impartiéndose la clase en un salón acondicionado. Corrió la suerte que al torneo había asistido el maestro rector de la unidad en funciones, y en uno de los encuentros, un competidor recibió una patada en la cabeza. El impacto fue tal que el muchacho cayó al suelo fulminado, pero lo serio de la situación fue que el chico ya no se levantó, e inconsciente tuvieron que llevarle al hospital; no sé si sea cierto esto, pero mis alumnos me dijeron que había muerto en el hospital. Si esto fue verdad, el joven estudiante con calificaciones excelentes, deportista, a mitad de sus estudios universitarios y con toda una vida por delante, no sólo truncó su carrera ahí, sino que por un momento de descuido, o accidente, como muchos le llaman, el joven perdió toda oportunidad en la vida y dejó una gran tristeza a su familia y claro, un fuerte mensaje para los directivos del TEC.

Profesores de diferentes Artes Marciales con directivos del plantel

Fue así que en 1996 el proyecto de iniciar un grupo de aikido en este lugar se vino abajo, ya que la reacción del rector al presenciar esta experiencia, fue la de prohibir en su campus y de forma inmediata, todo arte marcial. Pasaron 7 años de este incidente y yo, además de impartir clases de aikido en otros dojo, enseñaba a varios grupos del Instituto de Formación Técnico Policial. Una mañana del año 2003 antes de salir a dar mis clases, recibí una llamada por parte del coordinador deportivo del TEC, el Lic. Gerardo Cárdenas Espinoza, actualmente Director de Deportes del mismo campus. Me pedía me presentara para una entrevista en la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE) de dicho campus. Querían ampliar su formato de actividades relacionadas con el desarrollo humano y buscaban también una actividad de defensa personal. Así fue como comenzó de nuevo todo el proceso.

- ¿Nos puede contar cómo fue esa entrevista?

- Bueno, era lunes por la tarde y acudí a la cita, supe que antes de mí habían entrevistado a varios maestros de diferentes artes marciales. Realmente yo no pensaba que fuera a ser el aikido la elección, pues consideraba que existían mayores probabilidades para aquellas artes que expresaban, en forma aparente, mayor eficacia en la defensa personal y que estaban basadas en golpes y técnicas de defensa directas. Me había enterado que el tae kwon do había ingresado de nuevo y que el karate do acababa de iniciarse también, así que pensé que buscaban algo similar. Recordando la experiencia pasada, la verdad sólo fui a la entrevista porque ya había hecho el compromiso.

Antes de mí, observé que dentro de la oficina donde iba a pasar -en ese entonces tenía grandes cristales y se podía ver hacia adentro-, estaban siendo entrevistados dos fuertes y jóvenes maestros, creo que de kick boxing o algo así; llevaban varios documentos y diplomas, incluso importantes revistas donde salían en portadas, mismas que mostraban orgullosos a sus entrevistadores.

Por fin después de casi media hora, salieron muy entusiasmados y se despidieron. El Lic. Cárdenas les dijo: "De acuerdo, entonces les llamamos y empezarían este mismo lunes". Después que dieron sólo unos pasos hacia afuera, los entrevistadores se disculparon conmigo por la espera. Yo ya estaba de pie y les saludé; me dijeron que les disculpara pero que sólo tenían 10 minutos, que si era posible les pudiera platicar en ese tiempo del arte al que me dedicaba, pues tenían otro compromiso y estaban retrasados. Yo dije que estaba bien, que no necesitaba más tiempo; de cualquier manera, pensé: "ya estoy aquí".

En esa ocasión no llevaba ningún documento que me acreditara como maestro de aikido y aunque obviamente mi currículo había aumentado después de 7 años, tampoco lo llevaba. Como dije, no pensaba mucho en quedarme como titular del grupo, ya que me encontraba trabajando en el Instituto Técnico de Formación Policial, a donde acudía 3 días a la semana: lunes, miércoles y viernes, e impartía clases hasta a 4 grupos de 80 personas al día, recibiendo por ello un sueldo bastante bondadoso. Pues bien, en 10 minutos yo les expliqué qué era el aikido, lo que podría ofrecerles a la comunidad de estudiantes, les di una idea del programa que había desarrollado para el instituto policial, con consejos y datos de seguridad, la no violencia del arte y todas las cosas que en ese momento se me ocurrieron, y como me preguntaron, también les dije cuánto ganaba en la academia de policía.

Ellos me escucharon muy atentos y se volteaban a ver uno al otro. Al final el Lic. Carlos Bretón Mora, quien era el coordinador de deportes intramuros, muy seguro me dijo: "Pues la verdad estoy sorprendido y yo pienso que esto es lo que necesitamos, pero quiero decirle sinceramente que no podemos ofrecerle ni la mitad de la cantidad que usted gana donde actualmente trabaja, sin embargo, aquí en nuestra institución la filosofía es similar a lo que nos acaba de contar. Me refiero a que aquí hay una relación de 'ganar-ganar'. Es decir, usted podría tener muchas concesiones con nosotros, hacer uso de nuestras instalaciones con precios especiales, tomar diplomados para que siga usted capacitándose en su labor como docente, y sobre todo, estaría trabajando directamente con estudiantes quienes necesitan una guía como la que usted puede ofrecerles, al igual que la de muchos maestros con los que ya contamos. Cada uno de los profesores que es parte de nuestra institución es una persona con ideales y valores humanos muy acordes con su arte y con todo lo que usted nos ha dicho; se trata de comprometernos con la sociedad en que vivimos, de formar personas íntegras y de trabajar en beneficio de México y de la humanidad".

Diciendo lo anterior, al final agregó: "Sinceramente pienso que usted es la persona adecuada y el aikido, el arte que necesitamos", volteó a ver a su compañero, el Lic. Cárdenas y le dijo: "No sé tú, pero yo realmente pienso que ya sabemos todo y que si el profesor acepta, debería ser él quien ocupara el puesto". El Lic. Cárdenas dudó un poco y dijo: "Pues sí, todo indica que así será, sin embargo me gustaría no dejarlo aun como un hecho" y volteando hacia mí, dijo que estaría hablándome en la semana, y que si fuera yo a quien eligieran, tendría aún que hacerles un programa especial para un semestre, similar al que les había contado manejaba en la policía, pero aplicado para sus estudiantes, y además tendría que estar listo cuando menos antes del siguiente miércoles con el fin de que diera tiempo de presentarlo y comenzar el lunes próximo. Él me mandaría por correo los datos necesarios para este programa. - Muy bien, parece que se complicaban un poco las cosas, ¿entonces qué fue lo que pasó, qué le decidió a aceptar? - Al recibir el formato por la noche de ese mismo día, comencé a trabajar de inmediato y lo hice para un nivel básico. Yo aún dudaba, sin embargo había decidido aceptar si fuera yo quien eligieran, pues sentí que era una buena oportunidad la que me ofrecían. Efectivamente no se podía comparar en términos económicos con lo que yo ganaba en ese momento, sin embargo siempre había deseado trabajar con jóvenes universitarios y ayudar a México con lo que había aprendido, así que de nuevo se me presentaba una situación así, y si además podía hacer uso de las instalaciones, las cuales me parecieron magnificas, sumando el tomar diplomados y ampliar mis conocimientos, sentí que valía la pena cambiar por esta alternativa mis actividades de enseñanza de aikido por la mañana.

Envié el programa el martes y al siguiente día por la mañana me dijeron que estaba muy bien y que ya les habían autorizado, que podía presentarme el lunes para comenzar. Tendría 3 grupos, tres clases a la semana, precisamente lunes, miércoles y viernes.

- ¿Y qué sucedió con la academia de policía donde daba clases? -Cumplí el último día en el Instituto de Formación Policial. Ya había hecho una carta de agradecimiento que entregué el miércoles de la misma semana y el viernes di mi última clase a 3 grupos de 80 personas en esta Institución; estuve ahí por casi medio año. No hubo ningún problema, al contrario, me dijeron que cuando quisiera regresar tendría las puertas abiertas. Sentía un poco de incertidumbre pues no había sido fácil mi entrada a este lugar que abandonaba. Tuve que realizar pruebas bastantes duras, pruebas que después me enteré que quienes las ponían eran los mismos maestros de las otras artes marciales que existían aquí. Realmente no ponían nada fáciles las cosas a quienes pretendían entrar a ser parte de su equipo, sin embargo fue bueno para mí, ya que pude comprobar en esta época, de forma más directa, la efectividad del aikido y de mi nivel en este sentido. - Sensei, ¿enseñó usted aikido en esta institución policial en la forma en que usualmente se practica, o tuvo que darlo en forma distinta? - No, no fue aikido como se practica en un dojo en forma normal, me refiero a la cooperación que muchas veces existe entre uke y nage. Ahí impartí, entre otras clases, técnicas relacionadas con aikido y el manejo de PR-24, como ellos le llaman, al que se conoce en el mundo de las artes marciales como tonfa, e hice un programa con historia, formas de manejo, posiciones, movimientos generales y agarres, el cual entregué impreso y en un CD. Además de las clases regulares relacionadas con defensa personal y técnicas de arresto, di varias conferencias sobre aikido y todos sus valores a todos los estudiantes que me asignaban. A estos estudiantes se les puede considerar como internos, pues aquí se capacitan en varias materias, viviendo en este lugar durante 3 meses y sólo salen los fines de semana para ver a sus familias. Hice lo mejor que pude y siento que dejé algo bueno, así que podía irme tranquilo. Así fue como, dejando atrás esta etapa, comencé en el mes de enero de 2003 con las clases de aikido en el TEC y no he interrumpido en ningún semestre. Incluso también he dado cursos de verano, pues los alumnos los piden y vienen a las clases de aikido aun cuando no están obligados a venir como cuando toman las clases normales relacionadas con sus materias en general.

- Cuéntenos, ¿usted considera realmente que ha sido bueno para su vida este cambio?, y ¿qué logros ha obtenido además aquí?

- Pues para mí ha sido mucho mejor de lo que pensaba, he podido compartir con muchos alumnos y enseñar aikido tanto a estudiantes como a la comunidad en general de este plantel educativo, a profesores de otras materias, tanto mexicanos como extranjeros y aunque por mis actividades múltiples normalmente no me permito relacionarme demasiado, he hecho grandes amistades en este lugar. También pude dar clases por dos años en el Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe y efectivamente he podido tomar varios diplomados. Ellos han tenido gran flexibilidad conmigo, pues cuando tengo que salir del país para dar seminarios o tomar otros cursos, nunca me han negado el apoyo y por el contrario me exhortan a capacitarme y dar seminarios internacionales. Considero que he aprendido mucho y he podido aplicar todo este conocimiento a mis clases de aikido, tanto en mis horarios normales de los diferentes grupos que tengo, como en los seminarios que doy en México y en otros países. Desde el año en que entré he podido hacer varios eventos de aikido aquí, invitando a diferentes maestros. Llevamos ya 5 años consecutivos haciendo seminarios y ayudando a niños con cáncer en México. El último evento realizado aquí hasta la fecha fue en septiembre de 2007, el 1er. Encuentro de Amigos de Aikido en México. En el mismo impartieron su enseñanza 10 diferentes maestros de varios grupos y estilos de aikido, acudieron más de 170 practicantes de aikido de diferentes partes de la república mexicana y se dio una especial demostración al final del evento para difundir en forma masiva el aikido, presenciando la misma más de 500 personas.

Así que, por todo lo anterior y más que no puedo contar pues necesitaría mucho tiempo, estoy de verdad muy agradecido con esta institución, con la gente que me ha ayudado, como el Lic. Cárdenas que me apoyó desde el principio y ahora también el Lic. Antonio Torres, Coordinador de Deportes. Uno de los logros más importantes ha sido que el aikido se practique aquí de la manera que pienso es la correcta, es decir, al principio la clase nació solo con el nombre de Defensa Personal, después fue Defensa Personal-Aikido y ahora ya se nombra Aikido simplemente, ha pasado a ser parte de las materias co-curriculares de los alumnos; explico: todo estudiante en el TEC debe elegir en forma obligatoria una actividad co-curricular, ya sea cultural o física, y una vez que empieza y se queda con ella, si llega a faltar o no cumplir satisfactoriamente con la misma, a la larga le afectará en su historial académico. Así que los alumnos ya no sólo prueban el aikido, sino que tienen la oportunidad, con este sistema, de conocerlo y sentirlo más profundamente. Recuerdo que al principio pasábamos de un espacio a otro, los alumnos eran realmente pocos y debían hacer muchas cosas para poder tomar la clase de aikido, desde mover aparatos que se usaban para otras actividades, como bicicletas fijas o bancos, hasta poner y quitar colchonetas. Ahora ya contamos con un salón apropiado y con tatami fijo. También varios de mis alumnos en México Aikido me ayudan regularmente como uke para para mostrar las técnicas; he podido relacionar estas clases con parte de la capacitación como instructores que reciben varios de nuestros alumnos. Pero para mí, lo más importante directamente relacionado con la enseñanza del aikido en el TEC de Monterrey, es la relación que he logrado hacer con los alumnos, el hecho de poder efectivamente ayudarles, dirigirles y darles una guía y un sentido bien definido para sus vidas. Acabo por ejemplo, de recibir una carta de agradecimiento y felicitación en este fin de año 2007 y me gustaría compartirla con ustedes. Es de uno de mis alumnos que ahora ya es parte del grupo de instructores que también manejo, ya he platicado con él y me ha dicho que no tiene ningún problema en mostrar su carta a todos, al contrario, ha agradecido por considerarle. Él es uno de los más brillantes alumnos del TEC y acaba de irse a Suecia con la única beca otorgada a mejor alumno de su carrera. - Pues bien Sensei, le agradezco por contarnos todo esto y por su tiempo, yo mismo recuerdo cómo en la institución donde estudié, en la UAM plantel Iztapalapa, dimos una presentación de aikido y cómo aproveché muchas de sus enseñanzas en mi vida de estudiante.

- Al contrario Roberto, gracias a ti por esta entrevista, espero que pueda ser leída por mucha gente.

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