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Viaje de exploración, educación y conocimiento de la cultura japonesa y gran seminario de aikido en


A principios del año en cuestión, 2008, platiqué con mis alumnos sobre la posibilidad de realizar otro viaje a Japón en este mismo año, con el fin de darles una oportunidad de conocer ese país. Yo pienso que toda persona que se dedique a la difusión y enseñanza del camino del aiki en cualquier parte del mundo debería considerar en algún momento de su vida viajar y conocer el país donde surgió el arte al que se dedica y de esta manera ampliar su visión y entender mucho más el aikido.

Varios de mis alumnos se interesaron, entonces con esta idea en mente empecé a investigar sobre las diferentes opciones que teníamos, el tiempo, los costos, las fechas, etc. Pasado un mes, concluí que la mejor opción era solicitar apoyo a Homma Kancho de AHAN INTERNACIONAL.

En el 2005 yo había tenido la oportunidad de viajar a Japón con él con una idea similar y había sido una fuerte y gran experiencia. Considerando sobre todo que no sería un viaje de muchos días, era la mejor opción para conocer lo más posible de este país y cumplir así con mi objetivo.

Fue de esta manera, como a mediados del 2008, en una de mis vistas al dojo y oficinas centrales de AHAN en Denver Colorado, platiqué con Homma Kancho y le manifesté mi intención. Él me dijo que era una gran idea y que gustoso aceptaba ayudarnos, que él estaría viendo la mejor forma de llevar a cabo este proyecto.

Después de cierto tiempo abrí la invitación a todos los grupos de AHAN México Aikido. Esto fue muy bueno, ya que después de algunos meses, Homma Kancho me informó que se acercaba un gran seminario en Tokyo para el mes de septiembre en honor a Kobayashi Shihan con el fin de festejar su 40 aniversario, y que si queríamos, además de conocer Japón podríamos participar en este seminario; me dijo que para aprovechar al máximo deberíamos ir a Japón al menos 6 personas, e incluso me dijo que yo debería ir de nuevo también, pues era importante que como Kancho de México Aikido y representante de AHAN para Latinoamérica, nos presentáramos para manifestar nuestro reconocimiento y felicitación a este gran maestro de aikido. Esta noticia nos causó gran emoción, sin embargo francamente a mí se me complicaba bastante cubrir un viaje de este tipo.

No obstante, sabía que debía hacer todo lo posible. Al final, con muchos esfuerzos lo logré y después de varios ajustes con los alumnos interesados, nos reunimos 8 personas en total. Poco antes de comenzar esta aventura, supe que además de Homma Kancho, 4 estudiantes de Nippon Kan también irían con nosotros y entonces fuimos y compartimos un total de 13 personas.

13 Personas acompañando a Sensei Homma

El viaje como era de suponerse, fue una gran experiencia, y platicando después con mis alumnos, me dijeron que fue mucho más de lo que se imaginaban.

A continuación describo algo de lo que pudimos vivir:

Comienza la travesía

Homma Kancho llegó el 19 de septiembre por la tarde y nosotros, debido a un retraso de la aerolínea, llegamos el mismo día pero por la noche. Ese día nos recibió el Sr. Chrys Kikushi, un miembro de Nippon Kan en Japón, y gracias a la ayuda de Emily Sensei, quien ya había reservando tanto boletos de tren como de hospedaje y muchas cosas más, fue que el Sr. Kikushi terminó de comprarnos nuestros pases de tren con todos los boletos necesarios para ir a los diferentes lugares que visitaríamos. Así que el día en que llegamos nos llevó al hotel donde nos esperaban Homma sensei y los demás compañeros de Nippon Kan.

Aun cuando llegamos bastante noche, después de instalarnos, Homma Kancho quiso darnos la bienvenida a Japón y nos llevó a nuestra primera cena. Él quería también enseñarnos algunas cosas de cómo dirigirnos en nuestro viaje, darnos valiosos consejos, reconocer la nominación entre las distintas monedas y de todos los cuidados que debíamos tener en Japón.

Cenamos en un ambiente relajado pero con ricos platillos, tomamos un poco de sake y cerveza para brindar por nuestra llegada y ya después de unas dos horas, por fin fuimos al hotel a descansar. Nos esperaban días bastante largos. llevábamos más de 20 horas de travesía y había que adaptarse además al cambio de horario.

Al siguiente día, después del desayuno estilo japonés donde conocimos y saludamos a los demás compañeros de viaje de Nippon Kan, todos estábamos listos y nos dirigimos al metro en la estación de Ueno. A partir de aquí, cada día fue una aventura por sí misma; aprovechábamos todos y cada uno de los días, desde muy temprano hasta altas horas de la noche. Homma Kancho no escatimó en nada a fin de que nosotros pudiéramos conocer lo más posible, pues íbamos de un museo a otro y de un palacio a otro, a veces en metro, otras en taxi o en el tren bala, y otras caminando buenas distancias. Fácilmente pudimos darnos cuenta que con un guía normal como lo habíamos pensado en algún momento antes de hacer este viaje, hubiésemos podido visitar 1 o 2 lugares cada día, pero con Homma Kancho se multiplicaba todo de 3 y hasta 5 lugares por día. Como una característica de vida de Homma Kancho, no había tiempo que perder, no había espacios para no aprovechar, así que cada uno tuvo que poner a prueba su condición física y estar alerta en todo momento para no perderse o equivocar el camino.

Todos estuvimos haciendo aikido a un nivel de concentración, atención y aprendizaje. Incluso el clima de Japón en ocasiones nos trató bastante fuerte, pero todos sabíamos que este viaje no era un viaje de placer, sino de enseñanza, un viaje para aumentar nuestros conocimientos de la cultura nipona, para comprender mejor el aikido y su relación con tantas tradiciones en Japón.

Fuimos realmente muy afortunados de tener a alguien como Homma sensei para guiarnos y enseñarnos en este viaje.

De la forma anterior visitamos museos, casas, templos, palacios, calles famosas, restaurantes tradicionales, mercados, comercios, etc.; nos hospedamos en tres distintos hoteles y pudimos sentir de todos estos lugares el shodo, el kyudo, el Sumo, el Kendo, el ikebana, el Cha no yu, el teatro No y muchas otras expresiones niponas que sólo estando en Japón se pueden apreciar en su máxima expresión y forma. Los samurái, geishas, sumotori y budokas se sentían en el aire, combinados con la gente siempre cortés y amable de Japón; también había gran modernidad y avances tecnológicos, y lo más valioso fueron las lecciones de Homma Kancho en todo momento, las cuales hicieron de ese viaje todo un sueño.

Los lugares donde estuvimos principalmente fueron Tokyo, Nikko, Asakusa y Kyoto, durmiendo en varias ocasiones en habitaciones estilo japonés en el Hotel New Izu y comiendo o cenando de la misma forma. Los otros dos hoteles fueron el Rihga Royal Hotel en Kyoto y el Hotel Nikko en Narita.

Afortunadamente para varios, Homma Kancho también cuidó que no sufriéramos demasiado. Se preocupó porque tuviéramos ciertas comodidades occidentales, como asientos y baños, y por lo menos una comida estilo occidental pudimos tener aunque sólo fue una en todo el viaje.

Yo constantemente observaba a mis alumnos y pude apreciar que de verdad, en varios momentos se les complicaba la adaptación, y sólo aplicando las enseñanzas aprendidas en las clases de aikido podían comprenderse las diferentes situaciones presentadas, así que tuvieron que sufrir el proceso para entenderlas.

Como era de esperarse, las experiencias y prácticas de aikido fueron también muy buenas, comenzando con el hecho de entrar por ejemplo, a una universidad descalzándose desde el principio para permitirnos el acceso y con el fin de llegar al gimnasio o lugar que haría las veces de dojo; presenciar en los vestidores cómo trataban al Sensei Kobayashi sus alumnos, secando su cuerpo después de darse un baño y ayudándole en todo momento; y qué decir de la reunión en un pequeño restaurante estilo japonés al final de una de las más fuertes prácticas, y por supuesto la fiesta principal en honor del 40 aniversario del Sensei en el Gran Palace Hotel.

Fue un honor pasar a felicitar a Kobayashi shihan y estar al lado de varios importantes maestros en el mundo del aikido.

Hermoso Seminario

En el seminario tuvimos la oportunidad de encontrarnos con Yoon Sensei de la Federación de Aikido de Corea, quien, gracias también a Homma Kancho nos había visitado en México en el año 2007 y quien desde entonces se convirtió en un gran amigo. Por supuesto pudimos practicar también con el Doshu actual del Aikido, Moriteru Ueshiba, quien también impartió su enseñanza en este seminario y su hijo y próximo heredero del Aikido, Misuteru Ueshiba, quien pasó varias veces con su padre para servir de uke.

Como se podrá apreciar en las fotos aquí expuestas, hubo una cantidad enorme de practicantes de Aikido en este seminario, tanto de Japón como de muchas otras partes del mundo. Fue excelente encontrar que todos teníamos como características la cortesía, el respeto y la amabilidad, tanto dentro como fuera del tatami.

Todos aprendiendo, todos compartiendo. Yo he tenido la oportunidad de participar en muchos seminarios en distintos países, de diferentes estilos, organizaciones y maestros de aikido, y cada vez que participo en otro seminario, ya sea pequeño o tan grande como este, no dejo de emocionarme y llenarme de tanta energía que circula a través de los participantes: una energía positiva, clara, amigable, nada comparable con la que circula en torneos o campeonatos internacionales de otras artes marciales, pues varias veces en mi carrera en el Budo he experimentado. Veo muy lejana esa época y me siento muy contento de haber cambiado temprano y de haber elegido el aikido como mi forma de vida. Aun cuando, como dije al principio de este relato, ya había tenido la oportunidad de viajar a Japón recibiendo varias clases de aikido con diferentes maestros japoneses, este fue mi primer gran seminario de aikido en Japón y la experiencia fue única.

Después del seminario, continuamos nuestra travesía y fuimos a Kyoto, donde permanecimos dos días más, conociendo los templos de esta antigua ciudad y anterior capital de Japón. Después partimos a Narita en Tokyo y nos hospedamos en esta gran ciudad otros dos días, como dije, en el Hotel Nikko. Aquí, el día en que llegamos y después de llevarnos a conocer los centros históricos en Narita, Homma Kancho nos despidió por la noche con una gran cena, más bien dos, en las que continuamos aprendiendo de muchas costumbres niponas.

Siento que podría seguir y seguir hablando de este viaje; fueron tantas experiencias fascinantes que resultaría imposible relatar en algunas páginas y como éste sólo pretende ser un reporte y por más que cuente, obviamente nunca podrá compararse con la vivencia. Aquí termino este relato, exhortando a todos los que se dedican al aikido, ya sea como practicantes, instructores o maestros, a que vayan y conozcan Japón, a que sientan su aire, su agua, su gente, sus costumbres y su magia.


Homma Kancho cruza el puente del del Templo

Tal vez para Homma Kancho u otros grandes maestros japoneses de aikido que viajan constantemente a su país de origen en varias ocasiones al año, ya sea para visitar a su familia o por asuntos de trabajo, no sientan que es tan atractivo su país, pero para muchos de nosotros que lo vemos con ojos de aprendizaje y de admiración ante su grandeza, resulta un alimento para el espíritu.

La última noche, Homma Kancho nos dejó solos. Sé que fue para que tuviéramos tiempo de reflexionar la experiencia, así como una pequeña oportunidad de desenvolvernos en Japón por nuestra propia cuenta. Cenamos muy rico y saludable, como cada día, y como pudimos nos dimos a entender; no nos fue tan mal. Platicamos entre nosotros y nos ubicamos todos, discutimos y lo más importante, digerimos tanto la cena como los días que estuvimos al otro lado del mundo, al otro lado de México.

Sólo me resta agradecer a todos: a Emily Sensei como siempre por su apoyo organizativo, a los compañeros de viaje de Nippon Kan que nos ayudaron en todo lo que pudieron y que al igual que nosotros, sé que tuvieron una experiencia inolvidable. Gracias de verdad por ser pacientes y tolerantes en varios momentos con nuestro grupo, a Marjorie, Terry, Charles, Alice y Cody, y un especial agradecimiento a Terry por su ayuda antes del viaje.

A todos los alumnos y compañeros de viaje de México que hicieron un esfuerzo tan grande para poder hacer este viaje; sé que para algunos fue como un sueño hecho realidad. Al Sr. Carlos, al Sr. Joachim, Ana Carolina, Francisco, Ma. Esther e Irene y por supuesto a Rocío, gracias por creer en mí para llevar a cabo éste proyecto y aventura.

Al Sr. Kikuchi de Nippon Kan de Japón que nos ayudó tanto; a mis alumnos en México, quienes una vez más se quedaron al frente de los dojos para que nosotros pudiéramos hacer esta travesía, unos con menos y otros con mucho trabajo, y a la señora María de la Cruz y Alva Leonor, que me hicieron el gran favor de ver y cuidar a mis hijos para que continuaran con su vida escolar y en casa, les agradezco, sé que no fuer nada sencillo y aprecio tanto trabajo.

Para finalizar, gracias sobre todo al equipo de Nippon Kan, de AHAN Internacional, por todas las facilidades que me dieron para organizar este viaje. A Homma Kancho, de verdad una vez más debo agradecer todas sus enseñanzas y gran apoyo para que mi gente en aikido pudiera seguir creciendo en este camino.

Desde el año 2002 que le conozco no deja de ayudarnos, siempre con gran entusiasmo, conduciéndonos hacía nuevos proyectos, nuevos horizontes y aventuras. Espero sinceramente que algún día, si no es a usted directamente, pueda devolver tanto trabajo y energía gastadas en mi persona, a otras personas en el camino, o por medio de los diferentes proyectos de AHAN México y Centroamérica.

Por último, agradezco a Dios por permitirme y mostrarme el camino, por enseñarme que los sueños si se persiguen con amor, se pueden hacer realidad.

Sinceramente,

Fernando Román R.

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